La ruta del viaje a Polonia ha sido probablemente una de las que más nos ha costado organizar. Y es que recorrerse un país de más de 300.000 km2 de superficie en 18 días, en realidad 16 descontando los días de traslados, no es una tarea fácil. Si además, al factor tiempo le sumas que viajábamos con un bebé de 2 años y medio, teníamos claro que nuestro ritmo iba a ser bastante lento, lo que se conoce por “slow travel”, aunque en nuestro caso por necesidad. Si una cosa teníamos claro, era que íbamos a tener que elegir y dejar, para otra ocasión, muchos lugares interesantes.

En este post te contamos nuestra ruta en coche por Polonia con niños, en las que detallamos qué ciudades visitar en Polonia más allá de Cracovia y Varsovia, así como lugares de naturaleza que nos sorprendieron.

Nuestras primeras impresiones sobre Polonia, con las cosas curiosas que nos llamaron la atención y nos gustaron, puedes leerlas en el siguiente enlace

Cuándo viajar para realizar una ruta por Polonia en coche

Polonia tiene en términos generales un clima continental húmedo, con inviernos fríos. Para nosotros la mejor época para viajar a Polonia es, sin duda, el verano; temperaturas agradables, muchas horas de luz y carreteras transitables sin mayores problemas. El invierno puede ser una opción si te gusta un turismo de nieve, pero algo más complicado para hacer a tu aire en coche.

Cómo desplazarse por Polonia

Los medios de transporte más comunes en Polonia son el autobús, el tren y el automóvil. Los dos primeros tienen una amplia red por todo el país, aunque en nuestro caso, viajando con bebé, decidimos alquilar un coche para tener mayor flexibilidad.

Cuando nosotros viajamos nos encontramos con muchas carreteras en obras, además de tener mucho tráfico, por lo que en más de una ocasión, tuvimos que echarle algunas horas y paciencia en el coche.

Dónde dormir en Polonia

Viajando con un bebé, decidimos reservar todos los alojamientos desde España. En otro post, os contaremos dónde alojarse en Polonia.

Dónde comer en Polonia

Algo de lo que disfrutamos muchísimo en Polonia fue la comida. Platos variados, diferentes a nuestra gastronomía y muy baratos respecto a España. Nos encantaron los Bares Self Service tan abundantes en Polonia. Coges una bandeja, te montas un plato combinado eligiendo de entre multitud de alimentos, pagas y te sientas en pequeñas mesas o incluso en barra.

A continuación te mostramos nuestro…

Ruta de viaje por Polonia en 18 días:

Día 1: Valencia – Wroclaw (Breslavia)

Volamos con Ryanair directo desde Valencia a Cracovia. Como Cracovia no iba a ser nuestra primera parada, recogemos el coche de alquiler en el aeropuerto y tras luchar con la silla de bebe del coche, nos ponemos en marcha.

Conducimos 3 horas, parando a comer, con una hora de tormenta y algún que otro atasco en las “magníficas carreteras polacas”(léase con ironía), para llegar a Breslavia.

El dueño del apartamento que reservamos nos dejó las llaves en una tienda cercana y no había forma de entendernos con la dependienta para que nos las entregara, ni en inglés ni con dibujos. Finalmente nos acomodamos en el apartamento, muy cuco y céntrico.

Día 2: Wroclaw (Breslavia)

A pesar de no ser tan conocida como Varsovia o Cracovia, Breslavia es una ciudad imprescindible en Polonia. Comenzamos por la Rynek, la plaza del mercado, centro vital del casco antiguo de la ciudad. Encontramos un ambiente universitario y una arquitectura bonita y cuidada (reconstruida en su mayoría por haber sido destruida en la II Guerra Mundial).

Uno de los mejores planes para hacer en Wroclaw es visitar la ciudad al mismo tiempo que buscas gnomos. Sí, sí, lo has leído bien, ¡gnomos!. Breslavia tiene cientos de figuritas de bronce repartidas por toda la ciudad, para facilitar su búsqueda, puedes comprar en la oficina de turismo un mapa. Su coste es de PLN 6. Te puedes encontrar al gnomo músico, al programador, al barrendero, al borracho…¡el peque quería buscarlos a todos y es que vicia un montón!

Pero otra de las curiosidades de Wroclaw es que se asienta sobre 12 islas unidas por más de 130 puentes, así que una buena idea es seguir el curso del rio Öder.

Si vas a viajar a Wroclaw, no dejes de pasar también por el ayuntamiento, la iglesia de Santa Isabel, con su torre de más de 300 escalones que te darán otra perspectiva de la ciudad, la Catedral de Wroclaw y su isla, a la que se accede por el puente de los candados y alguno de sus múltiples museos. Nosotros no pudimos entrar a ninguno, ya que al ser lunes estaban cerrados.

La tarde la acabamos en un parque infantil céntrico.

Comida: Jacek i Agatka Baru. Menos de 10 € 2 adultos y un bebé.

Día 3: Wroclaw – Poznan

Comenzamos el día visitando la Fuente Multimedia de Wroclaw, situada en el Complejo Histórico Centro del Centenario. Es la fuente más grande de Polonia, y una de las más grandes de Europa.

Vimos una de las proyecciones del día, que se realizan cada hora. Nos gustó mucho, pero estamos seguros de que las presentaciones de la noche, con los efectos de las luces, deben ganar en espectacularidad.

En el mismo Centro del Centenario también se encuentra el Jardín Japonés, un lugar de paz y tranquilidad no exento de mala suerte, pues ha sido destruido en varias ocasiones por diversos motivos. Por suerte, hoy día, se puede disfrutar de este bello jardín observando los cientos de especies de flora y un bonito estanque con carpas y otros peces. La entrada cuesta PLN 4 PNL 8.

Cogemos el coche y ponemos rumbo a nuestra siguiente ciudad, Poznan. Los 180 km que nos separan de nuestro nuevo destino ¡¡nos llevan 3 horas!! Y es que las obras en las carreteras, son la tónica dominante en este viaje por Polonia en coche. No pudimos sobrepasar la velocidad de 70km/h en la mayoría del trayecto, ¡pa morirse!

Día 4: Parque Natural Wielkopolska – Poznan

A mitad camino entre los más de 800 km que distan el Sur y Norte de Polonia, pensamos hacer una parada estratégica en la naturaleza. Así que decidimos antes de visitar Poznan, acercarnos al Parque Natural Wielkopolska, a tan solo 15 km de la ciudad.

En sus 75 km cuadrados encontramos bosque denso y pequeños lagos. No es un lugar turístico, tan sólo nos cruzamos con gente local que viene a hacer ejercicio. Lo mejor es acudir al aparcamiento del parque, pues desde este punto, salen varias rutas bien señalizadas. Nosotros paseamos tranquilamente hasta llegar a 2 lagos, uno de ellos con una playeta donde nos quedamos a jugar y con alguna mesa de picnic que nos vino muy bien para comer.

La tarde la pasamos en la no tan conocida ciudad de Poznan. Empezamos por su Stary Rynek, una pequeña plaza cuadrada con unos edificios bellísimos, que como casi toda Polonia, quedaron arrasados en la II Guerra Mundial y posteriormente fueron reconstruidos. No pudimos resistirnos a merendar en uno de los cafés de la misma plaza, a precio español no polaco, eso sí.

También vale la pena detenerse en el antiguo Ayuntamiento de Poznan, las casitas de Pescadores, la estatua Bamberka o pasear por La Plac Wolnosci (Plaza de la Libertad), núcleo de abundantes edificios característicos y cafeterías.

Flamencos en el Parque Natural del Hondo

Día 5: Torun

Amanece lloviendo intensamente y sin vistas a mejorar. Nuestro plan para hoy era pasar un buen rato en el Dely Park, un parque temático enfocado a la naturaleza, situado muy cerca de Poznan. Un plan 100% para el peque que no pudo ser. Así que adelantamos la llegada a nuestra siguiente parada, Torun.

Aprovechamos la tarde para comenzar a ver esta ciudad medieval, que a diferencia de muchas otras de Polonia, no sufrió casi bombardeos en la II Guerra Mundial, por lo que conserva, desde hace más de 700 años, el mismo diseño de las calles céntricas. Además, es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1997 y ciudad natal de Copérnico. ¿Aún tienes dudas de visitar Torún?

Esta primera tarde, la dedicamos a pasear por la Plaza del Mercado Viejo, tomarnos un helado (que como contamos en el artículo 10 + 1 Curiosidades de un viaje a Polonia, los hay de todos los sabores) y a jugar en una zona infantil.

La Plaza del Mercado Viejo no tiene desperdicio. Destacan edificios como el de Correos, el antiguo ayuntamiento o la Iglesia del Espíritu Santo. Muy curiosas son las estatuas del Perro Filus, la Fuente del Violinista, el Burro o la estatua de Copérnico.

Día 6: Torun

Comenzamos el día por las ruinas de las murallas y Castillo de Torun. Se trata de un castillo teutónico del S. XIII que ha sido derruido en multitud de ocasiones. Hoy se puede visitar la Torre de Saneamiento y las Mazmorras (sala de tortura y museo).

Nuestro siguiente plan era visitar el Museo de Pan de Jengibre, pero no quedaban entradas (es lo que tiene eso de ir improvisando), así que, si no te lo quieres perder, puedes hacer la reserva por internet previamente. Nos habría encantado este plan porque la visita te enseña la historia de este pan tan típico de Torun y también puedes cocinar el tuyo propio.

Comimos en Obezza, al lado del Museo. Comida polaca a buen precio, pero nos tocó alguna camarera algo impaciente.

Seguimos nuestro recorrido por la Casa Copérnico, que aunque nosotros no entramos, sí nos paramos a admirar el edificio de estilo gótico, hoy convertido en museo.

Con unas galletitas de Jengibre en las manos, nos vamos a la Torre Inclinada, torre defensiva del S. XIII que aunque se construyó recta, fue perdiendo inclinación hasta 1,4mts de diferencia entre su base y la parte más alta.

Otro de los planes estrella, sobre todo si vas con niños, es ver una proyección en el Planetarium. Nosotros vimos, Planeta Kopernico (en castellano) y el peque alucinó.

No podemos dejar Torun, sin dar un agradable paseo a orillas del rio Vístula.

Día 7: Sopot

Por una vez conducimos por una buena autopista que nos llevará al Norte del país, para pasar la tarde en la ciudad de Sopot. La verdad que recalamos en Sopot, atraídos por el muelle de madera de 515 mts que se adentra en el Mar Báltico, el más grande de Europa, y desde el que se tiene una bonita panorámica de la bahía de Gdansk.

Pero Sopot no nos entusiasmó demasiado. Es una ciudad muy turística, llena de bares, restaurantes y tiendas con mil reclamos para los niños. Así que nuestro mejor plan fue pasar la tarde en la playa haciendo castillos de arena.

Día 8: Gdansk

Gdansk es una de las ciudades que más nos gustó de Polonia. Una ciudad cargada de historia, que ha formado parte de diferentes países e imperios. Fue duramente bombardeada en la II Guerra Mundial, pero hoy luce reconstruida con su antiguo estilo de edificios de comerciantes del ámbar y fachadas de exuberante decoración.

Comenzamos por la Puerta Alta y a pocos metros la Puerta de Oro para adentrarnos en la Ulica Długa (Calle Larga), o la Ruta Real, pues por ella desfilaron antaño muchos de los soberanos de Polonia. Nos toparemos con el Ayuntamiento y su torre del reloj. Al lado, la fuente de Neptuno, símbolo de la ciudad. El fin de esta calle, nos lo indica la Puerta Verde (pero no es de este color), desde donde ya divisaremos los Muelles del rio Motlawa, con terrazas y bares llenos de vida, que invitan a tomarse un descanso y pasear.

Nos encantó la calle Mariacka, paralela a la calle Larga, antiguamente hogar de orfebres y comerciantes y hoy repleta de tiendas de joyas de ámbar. Sus fachadas son hermosas y están decoradas con gárgolas de animales que sirven de desagües.

Otros enclaves que visitar en Gdansk son, la Basílica de Santa María (iglesia de ladrillo más grande de Europa), el Viejo Arsenal o el Viejo Molino, y en nuestro caso, también pasamos un buen rato en una fuente que todo niño que pasaba por allí, lo convirtió en piscina, ¡la suerte de ser niño!

Flamencos en el Parque Natural del Hondo

Día 9: Parque Nacional de Slowinski

Nunca habríamos dicho que un lugar como éste, existiría en Polonia, o desde luego, no es la primera imagen que nos vino a la cabeza cuando pensamos en visitar este país. El Parque Nacional de Slowinski es una extensión de 186 km de bosque, prado, lagos y playa. Pero ¿Cuál es su particularidad? Que tiene una superficie de más de 6 km de dunas móviles que nos muestran un paisaje desértico. Este Parque Natural tiene un alto valor ecológico por su flora y fauna, y es Reserva de la Biosfera por la Unesco, desde 1977.

El aparcamiento de pago y la entrada al Parque Natural se encuentran en la aldea de Rabka.

El recorrido desde este punto hasta las dunas es de 5,3 km, empieza por un camino asfaltado que atraviesa el bosque llegando hasta las dunas. La vuelta, se puede hacer por el mismo sitio o como en nuestro caso, por la playa.  Nosotros hicimos todo el recorrido a pie, pero se puede hacer en coche eléctrico, o alquilando bici (las hay con silla de niño también). Para nosotros, a paso de bebé y porteándolo varios km, se nos hizo algo pesado, así que creo que si volviéramos a ir, escogeríamos la opción de la bici.

En cualquier caso, es un paisaje de espectacular belleza que no te deja indiferente.

Día 10: Castillo de Malbork

Junto al río Nogat, afluente del Vístula, se encuentra el imponente Castillo de Malbork, emblema de la Orden Teutónica y su fortín durante casi siglo y medio. Pasó por diferentes manos y conflictos, y pese a su mayor deterioro en la II Guerra Mundial, conserva su imagen original.

La visita se realiza con audioguía, que fueron acaparados desde el primer momento por el peque, que tenía mucho interés, así que nos perdimos algunas de las explicaciones, jeje. Nosotros le dedicamos alrededor de 3 horas. Dentro hay un par de puestos de comida rápida.

Y para finalizar, nos fuimos al otro lado del rio para ver el Castillo en su conjunto con los colores del atardecer sobre el ladrillo rojo. Bellísimo.

Día 11: Varsovia

Nos desplazamos desde Gdansk hasta la capital de Polonia, Varsovia.

Cuando llegamos a Varsovia fuimos conscientes que nos iba a faltar tiempo para descubrirla. No es una urbe como las demás, pues aunque tiene su Plaza de la Ciudad Vieja, tan activa como en otras ciudades de Polonia, aquí la cultura, arquitectura y gastronomía, se extienden también a lo largo de otros barrios de la urbe.

De las ciudades más castigadas de la II Guerra Mundial y testigo de una barbarie contra los judíos, Varsovia brilla por un presente y futuro próspero.

Los imprescindibles de Varsovia serían, callejear por la Ciudad Vieja, la Ciudad Nueva, visitar el Palacio de la Cultura y la Ciencia o entrar a alguno de los múltiples museos que posee la ciudad, como el Museo de la Historia de los judíos polacos o el Museo del Levantamiento de Varsovia.

Día 12: Varsovia-Cracovia

Por la mañana, disfrutamos un poco más de la capital de Polonia, pero nos quedamos con ganas de haberla conocido con más profundidad. Ponemos rumbo a Cracovia.

Día 13: Cómo visitar el Campo de concentración de Auschwitz-Birkenau sin reserva

Este es uno de los lugares más tristes de visitar en toda Polonia, de los que te remueven por dentro y te dejan tocado varios días, pero en nuestra opinión, un lugar que debemos visitar.

NOTA IMPORTANTE: Si quieres visitar el Campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, deberías comprar las entradas con bastante antelación en el siguiente enlace.

En el caso de realizar la visita por libre la entrada es gratuita, pero igualmente hay que comprarla con antelación.

Pero si como nosotros viajas más feliz que una perdiz y no compraste las entradas, hay un plan B para visitar Auschwitz-Birkenau sin reserva!! Se trata de plantarte a las 7:30 de la mañana en la taquilla de “Sin reserva” del complejo, hacer la cola, esperar a que abran, y cruzar los dedos para entrar en el cupo que tienen establecido para los felices que vamos sin reservar. También se ofrecían algunas plazas sueltas en tours guiados que posiblemente correspondan a cancelaciones.

Esta opción nos permitió hacer la visita, pero a costa de un madrugón (a las 5:30 de la mañana salíamos de Cracovia, con un bebé de 2,5 años). ¡Vaya padres! El peque se hizo toda la visita durmiendo, claro.

Una vez visitado Auschwitz, un autobús lanzadera gratuito, te lleva a Birkenau, el centro de exterminio donde se encontraban las cámaras de gas.

Un estremecedor pedazo de historia, que jamás debió haber ocurrido…

Día 14: Parque Nacional Ojców (Ojcowski Park Narodowy)

A tan solo 20 km de Cracovia, se encuentra el Parque Natural más pequeño de Polonia, pero de un gran interés paisajístico, de flora y fauna. Destaca por su roca kárstica, barrancos, castillos y más de 400 cuevas calizas.

Primero nos dirigimos a visitar una de las cuevas más grandes, la Cueva de Lokietek. Una visita que es obligatorio hacer en grupo y guiada, de una duración de 30 min a unos 7º de temperatura. Aunque la tuvimos que hacer en polaco y no nos enteramos de nada, valía la pena.

El bosque que hay en los alrededores de esta cueva es fascinante, con una flora diferente a otros que visitamos en el país.

En el recinto del Parque Natural Ojcowski se pueden encontrar varios castillos. Nosotros visitamos el Pieskowa Skała, de estilo renacentista y mejor conservado de la zona.

Además, si hay algo que tiene este parque, son múltiples senderos señalizados por los que pasear y disfrutar del entorno. Nosotros, hicimos un agradable paseo desde el castillo hasta la emblemática Maza de Hércules, una formación de piedra caliza de 30 metros de altura.

El Parque Natural de Ojców es una buena alternativa si quieres hacer excursiones cerca de Cracovia, en un entorno de naturaleza.

Al acabar el día, nos vamos a devolver el coche de alquiler, porque los próximos días nos quedaremos por Cracovia y sus alrededores y nos moveremos sin coche.

 

Día 15: Minas de Sal de Wieliczka

Las Minas de Sal son uno de los atractivos más importantes de Polonia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978, que a pesar de ser muy turístico, recomendaríamos visitar.

Se trata de una mina de explotación de sal de las más antiguas del mundo. Tiene una profundidad de 327 metros y más de 300 km de galerías, pero pueden visitarse 3,5 km. A lo largo del recorrido, nos explican la historia de la mina, veremos herramientas, lagos subterráneos y una de las cosas más sorprendentes, esculturas de sal.

¿Cómo ir a las Minas de Sal?

Desde Cracovia, tomamos un tren en la Estación Central, que nos llevó en 20 minutos hasta la población de Wieliczka. También es posible ir en autobús o en tour organizado.

Las visitas son guiadas y hay en diferentes idiomas. Las colas para comprar la entrada son enormes y para esperar el turno de visita también. Cuando fuimos nosotros sólo había 2 tours en castellano, y como no llegamos a tiempo al primero, lo hicimos en inglés, que se hacía cada media hora. La visita dura 2 horas.

Como salimos de la visita a las Minas de Sal a la hora de comer, nos quedamos en el Restaurante de las Minas. Había variedad y buen precio.

La tarde la dedicamos a pasear por el Parque Planty, pulmón verde de la ciudad, de 8 km de longitud y varias áreas infantiles molonas, que por supuesto, exploramos con detenimiento.

Día 16 y 17: Cracovia

Los 2 últimos días de nuestro viaje a Polonia por libre, los dedicamos a la ciudad de Cracovia. Para conocerla mejor, el primer día, nos unimos a un Free Walking Tour en Castellano de 3 horas de duración, y al día siguiente, exploramos nuevos rincones y repetimos algunos del día anterior, pero a nuestro ritmo. Este es el itinerario que hicimos en esos 2 días.

Comenzamos el recorrido por las murallas de la ciudad y la Barbacana, un baluarte circular con siete torres que daba una mayor protección a la misma y que estaba unida a la Puerta de Florián, por donde accedemos al casco antiguo.

Bajando por la calle Florianska, desembocamos en Rynek Glowny, la mayor plaza medieval de Europa y centro neurálgico de la ciudad. En ella encontramos numerosos puntos de interés como: la Lonja de los Paños, edificio dedicado antiguamente al comercio textil, la Basílica de Santa María, iglesia de ladrillo que cada hora, y desde una de sus torres, se puede escuchar la corneta de cracovia, el hejnal, leyenda de la ciudad o, la Torre del Ayuntamiento.

Al Norte de la Rynek Glowny, se encuentra el Collegium Maius, el edificio universitario más antiguo de Polonia.

Nos alejamos de la Rynek Glowny callejeando hacia el Oeste y pasamos por diferentes Iglesias, museos y edificios simbólicos, sin detenernos excesivamente, para llegar a la Colina Wawel. Esta colina la podríamos medir, más que por su altura, por su carga de historia. Alberga el Castillo Real de Wawel, símbolo cultural y político de la ciudad hasta el S.XVI. Junto al castillo, la Catedral de Wawel, construcción de estilo principalmente gótico.

Una de las historias que nos ha acompañado desde el inicio del viaje a Polonia, es la Leyenda del Dragón de Cracovia, y por fin, aquí podemos visitar su morada, la Cueva del Dragón de Cracovia. Para llegar a la cueva, hay que bajar 130 escalones, y tras ella, salimos al río Vístula junto a una estatua de bronce del Dragón que tira fuego. Planazo para los más pequeños.

Barrio de Kazimierz

Y si hay un lugar que no nos queríamos perder en Cracovia es el barrio de Kazimierz, antigua villa que se convertiría en el centro judío más importante de Polonia. En el S.XIII se incorporó administrativamente a Cracovia, y llegó a ser un barrio muy prolífico, pero cuando estalló la II Guerra Mundial, sus habitantes fueron llevados a un gueto cercano, en Podgórze.

Kazimierz quedó abandonado, pero hoy día es un barrio lleno de vida que saltó a la fama por la película de Steven Spielberg, “La Lista de Schindler”. En realidad, la historia que se cuenta en la película pasó en el gueto de Podgórze y sus alrededores. En este barrio se encuentran algunos puntos muy interesantes de la historia de la II Guerra Mundial, como la famosa Fábrica de Schindler, la Farmacia Bajo el Águila, fundamental en la ayuda a los judíos del gueto, y el Muro del gueto.

La “pizza polaca” Zapiekanka

Por otro lado, no te puedes ir de Cracovia sin comer… la “pizza polaca”, Zapiekanka. Se trata de media baguette a la que le echan por encima, casi de todo lo que te puedas imaginar. Hay tantas variedades como gustos. Se pueden comer en muchos puestos callejeros, pero nos encantó comerlas en la Plac Nowy, una plaza con muchos puestos de Zapiekanka, en pleno barrio de Kazimierz. Querrás probarlos todos!

Día 18: Vuelta a España

Cracovia está bien comunicada con el aeropuerto por tren, autobús o taxi. Nosotros fuimos en tren desde la estación principal Kraków Glówny. Pasaban trenes cada media hora y el billete se podía comprar tanto en las máquinas de la estación, como dentro del tren.

Esperamos que con este relato, te hayan entrado unas ganas tremendas de viajar a Polonia, y como ves, puede ser un destino perfecto para viajar con niños.

Antes de viajar:

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