En todo viaje suele haber algún momento o lugar que parece que todo sale del revés. Para nosotros ha sido Mui Ne.

En realidad han sido cosas triviales, de las que nos hemos reído luego y también creemos que es consecuencia de que hasta ahora el viaje había sido perfecto, así que el listón estaba muy alto. A pesar de ello, Mui Ne nos ha conquistado.

Una vez más un antiguo pueblo pesquero azotado constantemente por el viento, ha sido invadido por resorts de lujo a lo largo de su playa.
 
En largos paseos hemos podido comprobar que los resorts están tan cercanos al mar, que originan una fuerte erosión de la playa, perdiendo la arena y creando mas de un problema a los mismos.
 
Una de las soluciones que han encontrado es el empleo de sacos de arena para estabilizar la costa, pero con las olas se quedan al descubierto, perdiendo mucho el paisaje de esta gran playa.

 

El pueblo pesquero aún mantiene sus orígenes y todos los días numerosos barcos de pesca salen a faenar.
 
Es bonito verlos llegar muy temprano mientras las mujeres del lugar esperan para recibir y comerciar con el pescado.

 

Una mañana la dedicamos a visitar el Manantial del Hada, un pequeño riachuelo que se puede seguir desde el mar hasta una bonita cascada a 2 km, siguiendo un camino de originales formaciones arenosas que destacan sobre todo, por su contraste de colores rojizos y blancos.

Lo peculiar de este riachuelo es que lo puedes realizar descalzo por su cauce, con apenas un palmo de profundidad y suelo arenoso.

 

Al día siguiente decidimos madrugar un poco (4 de la mañana!!) para ir a ver el amanecer en las famosas Dunas Blancas.

Cogimos la moto y tras unos 26 km y con algunas indicaciones bien anotadas, llegamos a este espectacular paisaje, que aunque un poco nublado, fue impresionante.

Por un momento nos sentimos de nuevo en el desierto de Marruecos, aunque no es justa la comparación. Mereció la pena madrugar, pues pudimos disfrutar de estas vistas casi para nosotros solos. Estas son algunas de las imágenes:

 

Al bajar de las dunas se encuentra un lago con flores de loto.

 

La anécdota: ó más bien una de las muchas que hemos tenido…Nada más llegar el primer día y alquilar la moto en el Guesthouse, nos dirigimos enseguida a poner gasolina.

La estación más cercana estaba a 3 km, pero en el 1º, nos quedamos tirados!! A lo que un buen hombre se prestó a llevarnos a la gasolinera, mientras uno se quedaba esperando con la moto.

Una vez solucionado el problema, el buen hombre nos pidió dinero por el esfuerzo realizado jajja! 

 

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