Mientras escribimos este post, todavía nos da la sensación de que la habitación se mueve.

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Acabamos de atracar en el puerto de Cat Ba, después de un trayecto de dos días y una noche por las bahías de Lan ha y Halong.

hacia la costa su cola oscilante cavó valles y desfiladeros y cuando por fin se sumergió en el mar, toda la zona quedo inundada dejando solo visible las cumbres de las montañas.

Para nosotros ha sido uno de las mejores experiencias que hemos vivido, las palabras no bastan para hacer justicia a esta maravilla natural, declarada Patrimonio Mundial en 1994.

Seguramente la forma en la que hemos tenido la suerte de recorrer las dos bahías también tiene parte de culpa, y es que al final conseguimos negociar un velero privado –antigua embarcación pesquera-, solo para nosotros. No ha habido prisas, hemos ido a calas donde no había nadie, hemos realizado incursiones con kayaks a través de grutas misteriosas (donde los murciélagos nos pasaban rozando), comido en el tejado del velero, cenado en una casa flotante mientras el monzón descargaba con toda su fuerza, asistido a una noche de juego entre la tripulación y algunas personas que llegaron en botes procedentes de otras casas flotantes, apostando buenas cantidades de dinero hasta bien entrada la noche…

Es difícil describir lo que hemos sentido y vivido en estos dos días…

Ya de vuelta en Cat Ba y desde una habitación de una familia del pueblo solo nos queda recordar lo vivido.

Información del velero: la perseverancia hizo que recorriéramos múltiples agencias del paseo en busca del velero soñado y a precio razonable, claro. Lo ideal es compartir este tipo de velero entre 4 personas para que salga más económico, pero no encontramos pareja para nuestro viaje (y no será porque no preguntábamos a los guiris que nos íbamos encontrando por el camino J ), así que finalmente llegamos a un acuerdo que nos salió a unos 65€/persona los 2 días y 1 noche a bordo, con todas las comidas incluídas, entrada a una cueva, kayaking y visita a varias calas, pero sobre todo un velero muy romántico para los dos.

La anécdota

Al ir a visitar la Cueva, casi chocamos con una embarcación 3 veces más grande que la nuestra, por lo que imaginaros cuál habría sido el resultado :-0 . Por suerte, pararon a escasos milímetros.

La anécdota

:-( : Ya en Cat Ba y dispuestos a cenar, nos acercamos a un restaurante flotante del puerto que no quiso atendernos, pues teniendo mesas libres y nos dijeron que estaba “full”…parece ser que no querían occidentales…sin comentarios.

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