
Tras Cadaques nos dirigimos a Tossa de Mar, no sin antes hacer una parada en Begur, un pueblo encantador conocido por sus playas y calas, aunque la villa, en si misma, está en el interior.
En esta ocasión dejamos el coche a las afueras (no se puede aparcar en su nucleo urbano) y comenzamos por unas empinadas calles a recorrer su casco antiguo.
Por supuesto aprovechamos la visita cultural para ampliar conocimientos gastronómicos jeje, comimos muy bien y sin duda yo me quedo con un plato…conill amb ratafia.
Tossa de Mar es el típico pueblo de la costa mediterránea emplazado en un lugar mágico, donde el turismo ha penetrado tan intensamente que le ha robado toda su identidad, tanto que cuesta encontrar cualquier vestigio de actividad que probara que allí, antiguamente, se vivia de la pesca.
No obstante, fuera de los típicos meses de verano, puede ser un lugar encantador, con calles estrechas y bonitas, con buenos rincones donde tomarte un respiro y todo ello coronado por impresionantes murallas y torres medievales.

Alojamiento
Nos alojamos en Hotel Marina Tossa. Es un Hotel aceptable de 1 *, cerca del casco antiguo, pero alejado del bullicio del centro. Además cuenta con piscina.
Para comer el restaurante l’apat de tossa, tienen un menú que no es el típico y de buena calidad.